Hace varios años tenía esta casi mesa en mi taller, era la encargada de almacenar desorden, cajas y cajitas una encima de otra. Hoy me armé de valor y decidí transformarla, llenarla de vida.
El éxito de la transformación dependía de la cantidad de pintura blanca que tuviera, afortunadamente tenía de sobra. Unos cuantos retazos de colores para enmarcar el borde, papel craft para hacer el centro de mesa, y listo. Lo demás es fiesta.
Ahora ella puede ser la anfitriona de reuniones, la mesita auxiliar para algunos pasabocas, la mesa de la música, en fin. Quedo muy satisfecha con el resultado y les comparto un poco del proceso en imágenes.
Antes de la transformación intenté pintarla de negro, pero el trabajo quedó a medias.
Ahora sí le llega el blanco completo.
Lista para ser una mesa anfitriona!
2 comentarios:
Creo que te ha quedado muy bien, con pintura blanca las cosas cambian un montón, se ven más limpias y nunca pasan de moda!
Un saludo,
Laura
Es cierto Laura, la pintura blanca es un éxito.
Gracias por pasarte por aquí!
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