Domingo por la tarde y me siento a pintar, a soltar tinta en un papel, intentando convocar a los dioses de la creación. Como una oración profunda trazo cada línea, cada punto. Un larga meditación.
Es mi mano izquierda la que recibe los trazos de mi mano derecha. Recuerdo el ejercicio de mano & mano que hice en 2010. Ahora vuelvo sobre mis manos, aunque en esta ocasión solo una de ellas es intervenida.
Como una escritura antigua los trazos crean una plegaria mental, voy tejiendo sobre el papel los pensamientos que me asaltan como relámpagos. Intento sacarlos de mi, exorcizarme a través de este arte curativo. El movimiento de mi mano me arrulla, me calma.
En el proceso de creación, de sanación, trabajo en mi taller, utilizo mis acuarelas de viaje aunque esté en casa.
La mano es trazada, coloreada.
Así queda Mano izquierda: arte y sanación.
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