jueves, 3 de septiembre de 2009

Mi Jardín


Cuando uno es niño no comprende la magnitud del jardín en la vida de una mujer. No entiende porque una mujer se molesta tanto cuando le rompen una de sus matas. Ahora, tantos años después, puedo ver con claridad que el jardín, sea éste una hectárea de tierra o una pequeña maceta con una sola planta, es un espacio de conexión con la vida misma. A través de la tierra que regamos, nos regamos a nosotras mismas, y cuando una de nuestras plantas florece, somos nosotras quienes lo hacemos.

Mi jardín es un reguero hermoso de pequeñas plantitas adoptadas, robadas, sembradas, trasplantadas, y hasta regaladas por los mismos pájaros. Son unas pequeñas que crecen silvestres y sonríen cuando reciben el agua, se enojan y hasta muerden cuando les place. Mi jardín es un portal mágico, una especie de umbral que cruzo cada mañana y que me conecta, al mismo tiempo, con el mundo y conmigo misma.

Al cultivarlo, aunque no dejo de ser yo misma, soy muchas generaciones de mujeres antes de mi, que al mismo tiempo dejan caer el agua sobre la tierra, arrancan las hojas secas y se complacen al ver los destellos de una nueva flor.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece ser todo un ritual. Felicitaciones por tu blog.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails